Descripción
Los molinos de agua están desapareciendo, física y mentalmente.
Los edificios de molienda, tan habituales en las comunidades agrarias, muestran sus ruinas a lo largo de las comarcas valencianas. Unos ya están totalmente en el suelo, son un montón de escombros, sólo reconocibles por algún elemento constructivo -la acequia, el cubo o el cárcavo-; otros aún se mantienen erguidos porque el edificio ha sido adaptado a nuevos usos agropecuarios o residenciales. Muy pocos mantienen los mecanismos para moler. Las muelas, esos grandes testigos de piedra, están arrumbadas en corrales, construyen ribazos, sirven de mesas rústicas o son elementos decorativos en jardines.
Los molinos eran un conjunto constructivo, pero a su vez suponían un conocimiento tecnológico y unas habilidades artesanales transmi-
tidas de generación en generación. Estos saberes preindustriales están perdidos. Ahora, los libros de investigación etnográfica e histórica intentan recuperar estos testigos, caducados por el acelerado ritmo del capitalismo, salvaje e irrespetuoso en multitud de ocasiones.
Mentalmente han desaparecido los molinos de agua para nuestras poblaciones urbanas.
Con este proceso de ruina física y mental de los molinos de agua perdemos una importante información sobre tecnología tradicional y construcción popular. Pero también perdemos una ingente cantidad de memoria histórica. Los molinos hidráulicos testimonian las opciones sociales de producción y transformación artesanal […]