EL CENTRO DE ESTUDIO LOCALES DEL VINALOPÓ (C.E.L.): UNA INICIATIVA CULTURAL COMARCAL EN EL SUR VALENCIANO
La secular desestructuración territorial, cultural y política de las tierras regadas por el Vinalopó, junto a la marca dualidad histórica (tierra de frontera con tierras murcianas); socio-lingüística (valenciano vs. castellano); y, económica (agricultura vs. industria) ha tenido un evidente reflejo en los procesos de investigación histórica realizados desde los diversos pueblos que integran esta amplia comarca natural.
Debido a esa falta de homogeneidad socio-cultural, combinada paradójicamente con un exceso de localismo, los pueblos del Medio y Alto Vinalopó no supieron engancharse al tren de la celebración de congresos de estudios comarcales desarrollados a lo largo de toda la geografía valenciana, al amparo del proceso de autonomía y de reafirmación cultural de las señas de identidad comarcales. Así por ejemplo, y en el ámbito geográfico más cercano, los celebrados de la Marina Alta (1982), l’Alcoià-Comtat (1985) o del Camp d’Alacant (1987) no tuvieron reflejo en la cuenca del Vinalopó hasta junio de 1997, cuando se celebró, en Petrel y Villena, el I Congreso de Estudios del Vinalopó, como homenaje a José Mª Soler García, eminente historiador y arqueólogo villenero fallecido en 1996.
Aquel primer encuentro supuso la cristalización de un enfoque supralocal que provocó una inflexión en el panorama de la investigación histórica en los pueblos de la cuenca del río Vinalopó, pues permitió poner en contacto a un buen número personas interesadas en la creación y difusión de las Ciencias Sociales en el ámbito de las tierras del Vinalopó. De aquel primer congreso surgió el mandato implícito para un buen número de asistentes y organizadores de crear un centro de estudios comarcales, semejante a los ya existentes en otras comarcas vecinas, caso del Institut d’Estudis del Baix Vinalopó (1992) o del Institut d’Estudis de la Marina Alta (1985). Así, y entorno al ya constituido Centro de Estudios Locales de Petrer, que posteriormente permutaría su denominación oficial el del CEL del Vinalopó, se aglutinó un grupo de docentes de entonces enseñanzas medias (hoy Educación Secundaria), jóvenes investigadores recientemente salidos del ámbito universitario y estudiosos del ámbito local, que sentían la necesidad de superar las fronteras culturales municipales como estrategia de desarrollo de la investigación y la creación de contenidos educativos, al amparo del desarrollo de la LOGSE (1990-2006). Grupo de amigos y compañeros que, constituidos en consejo de redacción, a finales de 1998 y tras meses de trabajo y de búsqueda de financiación, sacó a la luz el primer número de la que se denominó como Revista del Vinalopó.
Revista que, con su 25 números editados, se constituye en una poderosa herramienta de comunicación e integración de las comarcas del Vinalopó; de todos los pueblos y colectivos que viven en las riberas de este río-rambla, desde las ciudades industriales (Elche, Elda o Villena) hasta los pequeños pueblos (Hondón de los Frailes, Hondón de las Nieves, Algueña, Romana, Salinas, Cañada, Campo de Mirra o Benejama), pasando por las villas en crecimiento (Santa Pola, Crevillente, Aspe, Novelda, Petrel o Sax) y los pueblos agrarios en transformación (Monóvar, Monforte, Pinoso, Biar o Bañeres). Desde 1997 hasta la actualidad múltiples actividades han tenido al CEL Vinalopó como promotor o como colaborador activo. La línea editorial siempre ha tenido un gran protagonismo bien mediante la publicación de la ya comentada Revista del Vinalopó, bien con las colecciones l’Algoleja (11 títulos) y Punt d’encontre (3 títulos)
Fructíferas líneas editoriales que fueron complementadas con la organización de tres congresos de estudios comarcales: el ya comentado de Petrer-Villena (junio, 1997) bajo el eje “Agua y Territorio”; el segundo en Monóvar (marzo, 2001) con la temática central del Patrimonio Histórico; y, el tercero, celebrado en Novelda (marzo, 2009) con motivo de la conmemoración del IV centenario de la expulsión de los moriscos. Intensa labor editorial que conllevó la búsqueda de financiación tanto a nivel interno (captación, fidelización e incremento paulatino de socios) como externo, caso de organismos e instituciones con líneas de ayudas específicas (Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert”, de la Diputación de Alicante y Institut “Ramon Muntaner”) y la colaboración de ayuntamientos de las comarcas.
La crisis económica desatada a partir de 2008 trajo recortes y reducción de la inversión pública en la Cultura y por extensión en la ayudas a colectivos culturales como el nuestro. Fin de ciclo económico que coincidió con la renovación de los cargos directivos fundadores (febrero, 2009). Nuevo equipo directivo que, frente a los retos de la nueva coyuntura económica, se vio obligado a adoptar medidas que asegurasen la continuidad de la asociación y el mantenimiento de la actividad; al tiempo que la atención y continua motivación de los socios por el proyecto y la presencia social y cultural activa del CEL Vinalopó.
Nuevas líneas de trabajo fueron abiertas: la deslocalización de las actividades de la asociación; la continua comunicación y atención a los socios, a través del correo electrónico y la redes sociales; la firma de convenios de colaboración con asociaciones e instituciones, caso de las diferentes sedes universitarias existentes en el territorio del Vinalopó o fundaciones culturales (Paurides González Vidal, de Elda; y, José Mª Soler, de Villena); la colaboración activa con actividades anuales de diversos colectivos, caso de las ferias del libro en diversas poblaciones, en les “Trobades d’Escoles en Valencià”, en la Nit Estellés, etc.; la integración en foros y asociaciones de IDECOS (FIECOV y Espai Valor); la colaboración y organización de actividades conjuntas con entidades similares de comarcas aledañas de otras comunidades autonómicas (Asociación Torre Grande, de Almansa, y CEL del Yecla y Norte de la Región de Murcia), etc.
La presencia activa del CEL Vinalopó en todo el territorio de las comarcas del Vinalopó, la política de descentralización de las actividades y el estrechamiento de relaciones con los agentes culturales de cada localidad ha permitido que el CEL Vinalopó se haya convertido, de hecho y de pleno derecho, en un agente cultural de la comarca.